UNA PERCEPCIÓN DE LA MENTE
CREATIVA
EN FORMACIÓN
En el Arte, y en
la vida, debemos nutrir nuestros pensamientos con ideas y conocimientos útiles.
Y en nuestro medio, debemos desterrar aquellas ideas que nos frenan a comprender
el Arte; también desechar toda vil influencia que podría alejar de su cabal
aprendizaje práctico, teórico y creativo
socavando la vocación nata del estudiantado.
Las obras
nacidas en los remotos días de la prehistoria, dibujos, pintura mural y
pequeñas esculturas, tienen valor artístico por la luz de su estética y por su
testimonio sobre la vida humana. Toda cultura de la antigüedad en sus
construcciones pétreas resume el brío de su arte. En cada obra y a lo largo del
tiempo hay un hilo conductor invisible con un desarrollo artístico sostenido
que obedece a la sensibilidad universal del artista que se manifiesta con un
lenguaje sin palabras para ser entendido, a través de la experiencia estética, por
quien pueda sensiblemente ser
susceptible de emoción.
Todos
organizaron compositivamente sus obras con una oculta geometría y con el ritmo
vital que aún refleja el pensamiento de esas épocas y también reflejándose a
ellos mismos. Además, imprimiendo indeleblemente una estética sustentada en la
belleza objetiva como atributo propio de lo creado e inspirado desde la
realidad. Nos dejaron el concepto de su visión del mundo que los rodeó. Este sublime pensamiento impregnado en sus obras tuvo como
premisa el quehacer sicológico del ser humano. Y es por estas razones, que en
la historia del arte, permanecen en el tiempo sólo las obras elevadas a la
categoría de, maestras.
Abrir la mente
al conocimiento artístico es una actividad diaria cuando se está en una etapa
formativa y más aún cuando se tiene un norte claro: convertirse en artista. El
talento sólo es una cualidad latente, hay que hacerlo florecer cultivándolo en
todo momento. El aspirante a artista debe buscar la belleza en toda ocasión y
en todo lo que pueda escudriñar, pues ésta no siempre está a flor de
piel.
Lo esencial en
la formación académica es tener ordenadas las secuencias, tanto prácticas como
teóricas, de las materias a estudiar; cada tema debe estar justificado en el
proceso lógico de lo que se quiere obtener. El estudiante está en
pleno desarrollo dialéctico de su aprendizaje, y ante cualquier desvío
intempestivo no acorde con sus pretensiones artísticas se encontrará en medio del absurdo, la
confusión y el desaliento. El verdadero
aspirante, nacido con vocación y talento, sabe que el instrumento más
sensible que le dará grandes satisfacciones al hacer sus obras será su propio
cuerpo, físico y espiritual.
Por tanto, de las semillas, fértiles o enclenques, que se siembren en sus mentes como conceptos teóricos básicos dependerá el
venidero fruto que cosechará el educando. Su futuro dependerá de
una buena formación académica y de su dedicación personal. Así, todo lo creativo que acaricia con la
imaginación es perfectamente posible hacerlo realidad conociendo los
fundamentos y procedimientos de cómo se hace una obra al
adquirir conocimientos y habilidades técnicas, y simultáneamente al ejecutar la
obra pueda percibir su franco desarrollo vocacional, que es lo que siempre debe
sentir.
La mayoría de
sucesos que acreditan las experiencias que hemos tenido en la vida ya no
existen en la realidad, eventualmente aparecen en la mente con ‘existencia’ sólo en la
memoria. Pero, las obras artísticas que
nacieron en la mente sí tienen una existencia real y distante de su autor.
El cerebro
humano piensa en imágenes, en significantes. Cuando se está ante un bloque
pétreo, el que está entrenado al observarlo inmediatamente visualiza
mentalmente una forma artística en el interior de la piedra. Ha sucedido un
acto reflejo, pues todo lo que imaginamos tiene su origen en la realidad.
Una semilla
constituye el pensamiento del ser humano, cosechará lo que piense. Lo que
abrigue en su mente el futuro artista lo sacará al mundo real cuando se atreva
a hacerlo con sus propias manos.
(Pablo
Yactayo)
LA PERCEPCIÓN DENTRO DE LA
EJECUCIÓN DE UNA OBRA PLÁSTICA
Dentro de las
prácticas artísticas y sus conceptos, confluyen los elementos sintácticos,
semánticos y pragmáticos que van acordes con la percepción artística y el
desarrollo creativo de cómo se hace una obra que tiene como ejes compositivos a
los componentes denominados elementos plásticos y valores visuales que en sí
mismos merecen un estudio particular y que concluida la obra, ésta no sólo
generará una teoría sino que se convierte en un ente comunicador y de
experiencia estética a través de una exposición ante un público con el cual
creará un acto contextual socializante.
Los elementos
sintácticos en una obra están referidos
a las funciones que cumplen las formas plásticas entre sí dentro de la
composición artística. Describen el análisis previo que se hace a cada forma
para determinar sus características plásticas que son las que se van a
representar en el dibujo o en el lienzo. En este análisis descriptivo, a través de bocetos, se debe tomar en cuenta
la percepción plástico artística del aspirante a artista, pues así nace su
manera particular de ver y sentir los objetos tangibles elegidos. Un objeto en
la realidad es común e igual para todos; pero, representado como obra es
particularmente distinta para cada artista en formación gracias a la percepción
aguda que éste está desarrollando.
Los elementos
semánticos hacen referencia a la clase, al tipo de objeto que comparativamente
es distinto a otros ya sea por su configuración geométrica, calidad del
material, tamaño o color. Es como un verbo que por su significado difiere de
otro dentro de una oración. El objeto con su imagen figurativa tiene su propia forma que lo identifica, que
le da ‘personalidad’; y más aún cuando el educando ha logrado compenetrarse captando lo no
visible de este modelo a través del escudriñamiento de su percepción. En la
realidad, el objeto es concreto, palpable; en tanto que en la obra plástica es
subjetivo porque refleja un punto de vista particular, del artista en
formación, y también porque éste va dejando subconscientemente sus tensiones
sicológicas y las primigenias huellas indelebles de su futuro estilo. El tratado de la forma o
morfología plástica necesita un tiempo prudencial para la investigación
práctica de conocimientos del dibujo figurativo del objeto que irá depurando
según su voluntad hasta encontrar en su raíz la síntesis y su consiguiente
concepto que constituyen el contenido de la forma estudiada para ser plasmada.
Los elementos
pragmáticos son acciones que se realizan al margen de las teorías, pues cuando
se está en plena práctica el lenguaje plástico se manifiesta por acción del propio
estudiante que es consciente de lo que está haciendo, de lo que está expresando.
Así se adquiere experiencia, temple y disciplina porque es un estudio y una
investigación en su propio campo de acción. Además, porque la verdadera
actividad que debe ejercer el educando, aspirante a dibujante, grabador, pintor
o escultor es estar sumergido en el desarrollo lógico de su obra conociendo e
investigando directamente por medio de su inteligencia y sus propias manos
todos los gajes de la técnica y el
oficio de su especialidad. No confundir al ‘estudiante investigador’ que está
buscando en libros o en un ‘referente’ los temas para reproducirlo como ‘su
producción artística’. El verdadero estudiante investigador bellasartino se
cuaja en sus oportunos intentos, en sus esfuerzos, en sus ocasionales yerros,
en su atrevimiento por conseguir una
tonalidad, un color o una forma para desarrollar su particular creatividad, pues sabe que así
nacerá inexorablemente la teoría que sustentará su obra futura con los temas de su libre elección.
Queda claro que
de la praxis surge la teoría. Y una vez que se tiene realizada la obra plástica,
como extensión inherente a este quehacer, queda expedita para otra gran
experiencia; pues teniendo una forma y un contenido como principio filosófico
artístico debe ser mostrada, exhibida. Como obra artística ejecutada por un ser humano debe ser
socializada, esta es su razón de ser. El creador como emisor expone su obra
ante un receptor que es el público; así
debe lograr una comunicación dentro de su contexto sociocultural como un fin
concreto, un beneficio cultural, una gesta en pro de la educación y bienestar colectivo que propende a culturizar a sus
semejantes como parte del desarrollo integral humano.
(Pablo Yactayo)
Metamorfosis artística del batán andino
Luego de muchos siglos, en la
culinaria diaria, nuestro batán pétreo aborigen se sigue usando en todo el
territorio nacional. Y estando compuesto solo por dos simples piedras moledoras,
¿será posible convertirlo en una obra de arte?
El batán es un autóctono utensilio
lítico para moler, esta tecnología
quechua es milenaria y sigue vigente. Es así que, su uso doméstico es para triturar
distintos comestibles como los granos, las hierbas y las especias. En cuanto a su composición, son dos piedras
simples e irregulares, y va una sobre la otra, teniendo como detalle el haber
sido aplanada solo la parte superior de la piedra base y, a la
vez, se le ha curvado la parte inferior de la piedra superior.
En cuanto a sus
dimensiones, están adecuadas a un tamaño que cómodamente puedan ser empuñadas
por ambas manos. Puesto que, la piedra superior que es curva, alisada y
ligera se balancea sobre la inferior que
es plana, pulida y más grande, por esta razón, ese movimiento es el que produce
el acto de moler.
Desde una visión objetiva pero minimalista, la estructura
geométrica del batán solo es una línea curva sobre una línea plana. Como no
posee características artísticas, por consiguiente, se le ve como un objeto
casero.
No obstante, su uso puede dejarse de
lado sólo con el fin de presentarlo como un objeto de arte; en otras palabras,
desde su forma primigenia provocar un desarrollo dialéctico artístico como una búsqueda
natural de nuestra propia identidad. Por lo tanto, se pueden cincelar las
piedras y darles un nuevo aspecto exterior
solo si desarrollamos su
estructura geométrica hacia formas que, sin alterar la recta plana que soporta
el peso de la recta curva, puedan ser creadas espontáneamente y a voluntad del escultor.
Hasta la fecha, en los museos se
exhiben batanes en piedra de distintas épocas prehispánicas; y aunque todos son
de diversos tamaños luciendo en sus
formas exteriores el color natural del
canto rodado, se ha podido observar, también, que carecen de formas artísticas porque
se observa la evidencia de que solo han sido pulidas las partes que se tocan,
es decir, la recta y la curva.
Por lo expuesto, es necesario elevar,
escultóricamente, a nuestro batán quechua a la categoría de arte para enlazar
lo ancestral autóctono con la cultura
andino contemporánea; ya que el batán simboliza y sigue garantizando, como
identidad, la supervivencia natural de nuestras costumbres quechuandinas.
(Pablo Yactayo)
EL ARTE DE LABRAR LA PIEDRA
Todo lo que materialmente ha producido el ser humano, teniendo como escenario a la naturaleza, se denomina Cultura. El primigenio artista con su creatividad transformó los lugares a favor del desarrollo de su sociedad. Ese poder creativo dio a luz distintas disciplinas: Pintura, Arquitectura, Escultura, Dibujo, Música, Teatro y Poesía.
El arte es una creación humana. Siendo el ser humano el protagonista de la vida, se puede afirmar que el arte es una bella invención que produce la mente creativa a partir de la realidad, su contexto social.
Y es el escultor quien convierte en bellas formas esa materia pétrea que le proporciona la naturaleza. La piedra, sea granito, basalto, mármol, travertino o sillar, es su principal vía plástica para crear. Dar 'vida', erigir, esculpir, constituye no sólo una búsqueda personal para darle una continuidad histórica a su cultura, sino también, para darle un mensaje a la Humanidad porque el arte es un medio de comunicación.
La volumetría como concepto escultórico va más allá del tema figurativo. También pueden crearse formas estilísticas donde la creatividad de cada artista se impone con sus características singulares ya sea reconstruyendo, recreando o interpretando su identidad cultural para hacerla protagonista.
Una escultura debe ser el espejo en el cual nos miramos para aprender a valorar nuestra propia cultura. Si acaso estamos buscando un horizonte cultural auténtico, éste debe ser esculpido con nuestras propias manos y con la suficiente sensibilidad táctil para teñirla del alma telúrica nacional.
Corresponde al propio escultor hacer una obra que no sólo llegue a gustar sino que gradualmente deba ser comprendido por un mayor número de espectadores. El arte figurativo, con todas sus variantes, tiene un atractivo natural frente al público. La tarea sublime del hombre-artista es educar al ser humano para que éste sea partícipe de la espiritualidad del arte.
El arte, por su naturaleza social, necesita difusión pública para mantener ese nexo ineludible no sólo con su colectividad sino con la vida misma.
(Pablo Yactayo)
LA PERCEPCIÓN EN EL ARTE
El cuerpo humano al ver, tocar, oír, oler o saborear es lo
primero que capta de la realidad objetiva a través de un radar sensorial
automático que son sus sentidos
primarios. A esta primera impresión, a esta reacción ante un estímulo, a esta
experiencia voluntaria o no, se la denomina: sensación. La percepción es el
proceso mental para darle una
significación a la sensación que proviene de causas internas o externas. Este es un acto de la inteligencia, producido
por el razonamiento del cerebro, el cual
implica hacer una interpretación de lo que está
percibiendo el cuerpo.
Para la percepción artística debe haber una actitud consciente de lo que se está experimentando,
es necesaria la voluntad de recepcionar, esa sensación que nos manifiesta la sensibilidad de los sentidos. Primero
interviene la mente captando nítidamente ese sentir que finalmente el
razonamiento podrá interpretar. Para este proceso es imprescindible tener una
cultura general, un conocimiento artístico previo y una intuición personal en permanente
cultivo, pues ayudan a comprender el fenómeno perceptivo otorgándole un
carácter lógico.
Cada quien muestra una conducta diferente ante estímulos
externos. Así, ante una experiencia particular, por ejemplo frente a una obra
artística: pueden ver el caos o la organización; colores o formas; líneas
simples o perspectivas; líneas centrífugas o centrípetas; una vorágine o la
calma; formas gaseosas o con aplomo;
figuras insinuadas o formas abstractas; etc. La información inmediata que
recibe el ojo es traducida, de acuerdo con el saber del observador, en formas
que él y sólo él ha captado para luego analizar, interpretar y lograr entender la obra desde su personal
punto de vista. Su percepción es particular, única e intransferible.
El estudiante que se
está formando para ser un artista, tiene un mundo mental donde pergeña su futuro artístico y desde
allí, estudiando y practicando, acrecentará su bagaje de conocimientos
prácticos y teóricos. Para una
exploración del mundo que le rodea se hace obligatoria una educación visual,
aprender a ver para captar lo esencial después de observarlo todo dentro de los
temas de su preferencia. Y aquí todavía no hablamos de las obras que produce sino
de lo que producirá, de lo que es capaz de captar con su mente y de
imaginarlas porque aún no ven la luz de la realidad. Este es un
proceso receptivo mental que como acto reflejo viene desde la realidad y
retorna hacia ella convertida en una obra.
Esta percepción que tratamos de desnudar para los fines creativos artísticos es una
cualidad sicológica. Se convierte en una necesidad imperiosa para la creación
personal porque es un radar en
permanente actividad y que si la entrenamos adecuadamente despertará la
capacidad sensorial artística del educando; ya
que, como un eco fecundo, producirá virtualmente las obras que desee
plasmar. Es así que, su mentalidad común
se irá transformando en un mundo diferente, en un ámbito creador con una vista
entrenada y escudriñadora, pues ya todo lo percibirá diferente al sentir que
fortalece su vocación.
(Pablo Yactayo)
(Pablo Yactayo)
Gracias por compartir sus conocimientos. Es importante para el aprendizaje. Ahora intento resolver puntos claves al observar y percibir una obra. Al construirla en mi mente a partir de mis ideas fecundadas en mi pensamiento. es un escrito muy valioso. Gracias maestro Pablo Yactayo!!
ResponderEliminarEs usted muy amable al dejarme su mensaje, Unknown. Muchas gracias, también. Deseo que este aporte, y otros que ya estoy publicando, le sean de utilidad. El arte se hace sintiendo nuestro tacto, pensando y aplicando conocimientos. Saludos.
Eliminar